23/2/10

Para: María, Sandra, Pati, Charo / Asunto: noticias

Me ha escrito Samuel desde Córdoba
Qué revuelta de pronto la cabeza.
Qué ganas de escapar por la ventana.

"nosotros, los de entonces,
ya no somos los mismos"

12/2/10

La llegada




Con el cuerpo torcido le vi aparecer aquella tarde gris por el derrumbe bajo de la calle. Aún no había mirado hacia arriba. La bolsa al hombro, como un acento de su inclinación. Nos distrajo el zumbido de una abeja en los oídos: primero sobre ella y luego se cebó conmigo. Porque eres rubia, me dijo, muérdete la lengua.
Las dos estamos agarradas a la puerta verde de hierro. A mí se me clava en el pecho, cuadriculándolo. Huelo su perfume amargo. Conscientemente lo memorizo. Se agarra a la garganta. Luego arranco una semilla negra de los periquitos que ella plantó y la exploto entre los dedos. Se mancha la mano de blanco y áspero. Juego a pegar y despegar el índice y el pulgar. Ella me ve con el ojo izquierdo y sonríe. Miro sus pies enfundados en dos zapatillas planas, deshechas. La pierna pálida. La luz contrasta con las venas que alimentan su cuerpo. Muerde el albaricoque con sus dientes nuevos. Cuando traga el último pedacito de la fruta, él ha llegado. A mí me pasa la mano por la cabeza y a ella le da un beso en la boca. Sin soltar una sola palabra, cruza el espacio que hay entre las dos y se vuelve oscuro como el portal.

11/2/10

recreo

Hace unos días, un mensaje remontó el frío de 17 años para llegar a mí. Me lo enviaba un compañero del colegio. En él, deseaba que me fuese bien la vida y confesaba, muchos recreos después, que yo le gustaba en aquel lejano entonces. Cómo. Hoy, tomando un café en la calle Barquillo, más pensando en otras cosas que me empañan, he querido responderle algo, intentando recordar cómo lo haría la niña que yo fui, cuando me sentaba delante de él, o detrás, quién sabe ya, en EGB. Desde dentro, no me veo muy distinta de entonces, cuando aprendí a venerar a mis héroes y las palabras. Cuando atizaba al balón con todas las ganas. Creo que ahora me falla más el sentido de la justicia. De las pocas escenas que recuerdo nítidamente hay una en la que yo me levanté a defenderle de una matona de patio, en clase de octavo de inglés, muerta de miedo. Hoy ya no sé si lo haría.
No sé quien dijo o escribió “ahora que de todo hace veinte años”. Creo que he doblado una esquina del camino. Y este ha dejado de ser de arena para ser de asfalto.

fin de curso, fin del colegio
1994

2/2/10

divago a media tarde

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A menudo tengo ganas de marcharme de Madrid. Vivo con esa inconstante. Esta ciudad no va conmigo: le faltan agua y horizonte y le sobran calles, planes, puertas. Es un exceso. En días como hoy, como ayer, me acuerdo de aquel bar de la costa de Tulum donde, con los pies hundidos en la arena blanca, masticamos ceviche y bebimos jugos y tequilas. Normalmente no tengo tiempo ni para pensar en ello.
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Foto de David Ruiz