La Medina de Tetuán
blanco roto de calles azul enjuto arriba apenas tiempo para mirar el cielo.
Abdul es nuestro guía. Camina con las manos en los bolsillos. Fuma a veces. Echa el humo por el hueco que dejan en su sonrisa los dientes. Repite, de forma periódica, palabras como nuevo o mujer. Mi madre compra una foto a un hombre que nos ha perseguido durante toda la mañana con su cámara. Aparece El Fotógrafo como una estrella de rock. Ella, liviana y feliz.
Los dulces llegan en cajas de plástico. Para la boda de la tarde, nos dice. Comemos allí, sobre una alfombra roja y de espaldas a una puerta que esconde un gato y una montaña de basura. Encuentro el sabor del cilantro en la sopa y no me la como. El sabor del pollo cocido y no me lo como. Sí el té y casi toda la torta de pan. Hay un japonés en nuestra mesa. Nos pregunta sobre la siesta, If you were Spanish and he Portuguese, which language do you use? if, if, repite.
Horas después nos despedimos de su pequeño cuerpo canoso en Tanger.
Donde parece que todo ocurrió hace demasiado tiempo.
O está a punto de suceder.
A punto.