25/6/11

Cádiz y el río Kwai

El Flahertys ha cerrado y, en su lugar, una brasserie custodiada por un simpático latino sirve todo tipo de variedades de mejillones. Alfredo Trujillo (entero para no olvidar su nombre), el camarero poeta de otros veranos, también ha desaparecido del puerto. Junto a estos, otro local, que aparece en la narconovela de un afamado escritor, es el único lleno. Entramos para preguntar si tienen Capitán Morgan y me doy cuenta al levantar la vista del conteo de monedas, de que mi cuenta bancaria es, con seguridad, más triste que la de cualquiera de los que están allí. El Fotógrafo y yo abandonamos las cercanías del muelle. Nos sentamos junto a una fuente, bajo una palmera que cimbrea por el viento húmedo de la noche. Él cuenta batallas del instituto y de un personaje de El puente sobre el río Kwai. Así son sus monólogos*. Yo apoyo la cabeza en su hombro y espero para volver a la casa.

Fotografía del puente sobre el río Kwai. Es de Buffalo Tours, otra cosa sería si el Fotógrafo y yo pudiésemos elegir donde volar y él retratase el lugar.

* No es que me aburra su monólogo, es que, a veces, sabe demasiado.

12/6/11

Los poemas de D.C.N.

Un día llegó con sus poemas a mi buzón. Además de todo, escribe así. Estas son sus iniciales: D.C.N., y es amigo desde hace tantos años que debí haber supuesto que escondía también estos versos. ¿Sabrá esto la tal Yvonne?




Yvonne y yo en Santa Cruz





El pelo todo rojo es de Yvonne


como Maureen O’Hara pero diciendo


puta y chiquitito sacando


la lengua y los dientes como una lunática


toda rosa,


mi pecosa


enloquecida quince horas encerrada


en la flota el día de Saint Patrick,


Varados en el Café Lorca hablando


de cocina bebemos


whiskey irlandés gratuito promoción de lanzamiento ella


sube al escenario y yo la miro


anunciando absurdamente el whiskey y era todo


bonito cuando volvió por sorpresa de su cuarto


a mi cuarto nos besamos y dormimos


antes y después


almorzamos en el mercado y vimos la tele en el hotel


gratuito cortesía


de Aerosur, no puede


pasar yo dije:


-Es mi enamorada.



Ubaldo dijo:


-Tartinflet.


Y lo dijo de una manera


exquisitamente ridícula,


con señoras que fabrican


figurillas de trapo


y otros parientes


extravagantes con perilla,


o viejos y Guillaume


y Sina tumbados


en el césped con Felipe


haciendo fotos,


Yvonne en la terminal


se acerca hasta la valla y nos besamos


entre los alambres. -Al final


abrieron la carretera.


Yo me agarraba


el corazón para que se quedara


quieto,


escondido en el pecho;


no salta de amor sino de amor


a la belleza y al amor.


Otra vez la terminal:


La flota que se marcha


lenta,


Refunfuñando.





Ahí le tienen, guitarra en mano, con Cromática